El presunto asesino de una mujer en Jaén pagaba con céntimos a la hija de su pareja como premio por violarla
El acusado de asesinar a su pareja en Úbeda (Jaén) en septiembre de 2018, actualmente en prisión a la espera de juicio, ha sido condenado ahora por la Audiencia de Jaén a 15 años de cárcel por agresiones sexuales a la hija de la fallecida, menor de edad, durante siete años.
La adolescente denunció los abusos 14 horas después de que la pareja de su madre, M.E.V., de 55 años, acabara con la vida de su pareja. Además de la condena privativa de libertad, tendrá que indemnizar a la víctima con 30.000 euros y se le prohíbe acercarse a ella durante 25 años.
La joven sufrió agresiones sexuales desde los ocho hasta los 15 años y en ocasiones era «premiada» con el pago de algunos céntimos. En uno de los juicios afirmó que el violador y presunto asesino «me destrozó mi infancia y no denuncié por miedo, pero al final mató a mi madre».
Siete años de «auténtico infierno»
La Sección Segunda de la Audiencia de Jaén, a la que ha accedido Europa Press a través del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) recoge como hechos probados todos y cada uno de los episodios relatados por la víctima, ahora con 21 años, durante los siete años en los que sufrió agresiones sexuales continuadas por la que era la pareja de su madre.
El tribunal hace referencia a que la presión intimidatoria, y a veces física, del procesado sobre la menor «era lo suficientemente intensa como para doblegar la voluntad de la menor y conseguir el acusado satisfacer su deseo libidinoso».
También manifiesta que «la menor relató en el acto de juicio que temía seriamente por su integridad física, así como la integridad de su madre y hermanos, y cómo finalmente ese temor se hizo realidad con la muerte violenta de su madre producida años más tarde».
De hecho, el tribunal rechaza que la joven denunciara estos hechos en 2018 a las pocas horas de que su madre fuera asesinada supuestamente por el procesado movida por un móvil espúreo, tal y como ha venido sosteniendo la defensa.
Para la sala la presentación de la denuncia no obedeció a ningún deseo de resentimiento o venganza al que se alude por la defensa, sino al hecho de que «la denunciante, que hasta entonces no había contado nada por temor a las amenazas proferidas por el acusado no sólo contra su persona sino contra la persona de su madre y hermanos, se sintió liberada de esa presión intimidatoria cuando ya el acusado se encontraba detenido y además la víctima consideraba que ya era inútil el deseo de proteger a su madre pues el acusado había llevado a cabo lo que ella muchas veces había temido».
Además de los 15 años de cárcel, se le prohíbe durante 25 años acercarse o comunicarse con la víctima, se le imponen diez años de libertad vigilada en los que no podrá realizar actividades en contacto con menores, y la obligación de participar en programas formativos de educación sexual.
En concepto de responsabilidad civil se le condena a indemnizar a la joven en 30.000 euros en concepto de daños y perjuicios ya que, como recoge la sentencia, la víctima presenta en la actualidad «una sintomatología compatible con un trastorno de estrés postraumático destacando un estado de ansiedad con gran afluencia de pensamientos intrusivos relacionados con los hechos, lo que le genera un intenso malestar y un aumento del nivel de activación, con baja autoestima, angustia y preocupación».
«Me destrozó mi infancia y no denuncié por miedo, pero al final mató a mi madre», señaló la joven durante el juicio celebrado el pasado 27 de mayo cuando durante más de una hora relató los numerosos episodios en los que el acusado la sometió a todo tipo de prácticas sexuales desde que ella era una niña de ocho años y a la que en alguna ocasiones «premiaba» con algunos céntimos.
Siete años de «auténtico infierno» en los que la joven, que declaró por videoconferencia, no contó nada ni denunció porque estaba «aterrorizaba» y porque él constantemente la amenazaba de muerte tanto a ella como a su madre y a sus hermanos.
«Fijación enfermiza» con las niñas
«Ha destruido mi vida y mi infancia. Yo con ocho años tenía que haber estado jugando a las muñecas y no sufriendo lo que sufrí», ha manifestó la joven, que también relató que ella se sentía culpable y merecedora de todo lo que le estaba pasando.
Con la distancia, la joven dijo haberse dado cuenta que la que fuera pareja de su madre tenía «una fijación enfermiza con las niñas» y ella fue su víctima. «Me miraba demasiado porque yo desarrollé muy pronto, pero yo no tenía la culpa de eso», dijo la joven, a la que en más de una ocasión le costó reprimir las lágrimas y controlar su nerviosismo ante las preguntas que se le estaban formulando.
A los 19 años fue capaz de contárselo a su madre, a la que pidió que no lo denunciara para evitar que les hiciera daño. «Se dedicaba a las cacerías y siempre tenía a mano armas y cuchillos», dijo la joven para expresar «el terror» que sentía cuando tenía cerca al hombre que presuntamente acabaría dos años más tarde con la vida de su madre.
Precisamente, 14 horas después de conocer el fallecimiento de su madre, la joven acabó interponiendo la denuncia ante la Policía Nacional contra el presunto asesino de su madre por siete años continuados de agresiones sexuales.
Por su parte, el acusado se negó a responder a las preguntas del Ministerio Fiscal y de la acusación particular. Sólo respondió de forma escueta a las formuladas por su defensa y lo ha hecho para negar todas las acusaciones. Manifestó que la relación con la denunciante fue «bien y normal», que no hubo mucho contacto y que «en ningún momento» llevó a cabo prácticas contra la libertad sexual de la menor, extremos que ha rechazado el tribunal.
El 21 de septiembre de 2018, M.E.V. asesinó presuntamente a la madre de la joven asestándole un fuerte golpe en la cabeza con una plancha y rematándola en el suelo de la cocina donde presuntamente la asfixió. Esta causa será juzgada en noviembre en la Audiencia de Jaén por el procedimiento del tribunal con jurado.
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